La prostitución... ¿Trabajo o explotación?
En Colombia, la prostitución
sigue siendo un tema controversial y debatido, especialmente en regiones como Nariño,
donde la vulnerabilidad de las mujeres en prostitución se ve exacerbada por la
presencia de grupos armados y la falta de oportunidades. En este contexto, la
discusión sobre si la prostitución debería considerarse un trabajo adquiere una
relevancia crucial.
“La primera norma cuando una
mujer en prostitución llega a Tumaco (Nariño) es entregar su teléfono celular a
los grupos armados... las “primíparas”, como las llaman, son obligadas a
permanecer hasta sesenta días en el territorio completamente incomunicadas y
aisladas. Tampoco pueden encontrarse con sus familias o allegados en otros
cascos urbanos como Pasto o Ipiales”. (Vea: https://www.elespectador.com/colombia-20/conflicto/trabajadoras-sexuales-y-victimas-del-conflicto-lo-que-viven-las-migrantes-en-narino/)
La prostitución tiene muchos
matices, todos ellos desgarradores, sexistas y violentos. Hoy quiero hablar de esta
tribulación y si debería o no considerarse como una “forma de trabajo”; un trabajo tan criticado y debatido en
diferentes medios sociales. Quiero aclarar que, al referirme de forma femenina
a las personas que ejercen la prostitución no estoy asumiendo que todas sean
mujeres, por supuesto, hay muchos casos de niñas, niños, adolescentes y hombres
que, lastimosamente también son víctimas. Una vez hechas estas salvedades me
gustaría dejar mis siguientes reflexiones: ¿Debería la prostitución ser
considerado como un trabajo? Esta es una pregunta que día a día se debate en
muchas partes del mundo. Si bien sabemos que la palabra “prostitución” se usa
para referirse a las personas que reciben un pago a cambio de mantener
relaciones sexuales con otras, muchas veces no es solamente así, hay muchas
maneras de ejercer la prostitución, un ejemplo de ellas es a través de apps que
pagan por subir contenido explicito o hacer directos en ellas. Incluso
interactuar con aquellos que visitan las páginas, hacen que esta práctica se
vuelva peligrosa, incluso con una pantalla de por medio. El sexting puede ser
una consecuencia.
Hay quienes consideran la prostitución un trabajo y hay quienes dicen que definitivamente no lo es. He aquí una incógnita que será resuelta según la perspectiva y argumentación con la que se aborde el asunto.
Hay quienes consideran la prostitución un trabajo y hay quienes dicen que definitivamente no lo es. He aquí una incógnita que será resuelta según la perspectiva y argumentación con la que se aborde el asunto.
Las razones por las cuales las personas
afirman que la prostitución no debe considerarse un trabajo sino explotación, van desde el financiero, al afirmar que la paga
que reciben las mujeres de sus proxenetas no ofrece en
realidad, ningún beneficio económico; malas condiciones laborales debido a la
violencia física que sufren de parte de quienes contratan sus servicios; violencia
psicológica debido a la falta de empatía que sufren al cosificarlas; violencia
emocional siendo en si una actividad que ofrece una calidad de vida indigna
para la moral de la persona, ya que, a diferencia de otras formas de ganarse la vida, aquí a la
persona no se la respeta, ni mucho menos se la trata de manera humana. En consecuencia, afirman que el
daño que sufren al ejercer esta actividad, no solo es físico si no mental, sin
contar que, muchas veces, al hacerlo obligadas, sin ningún tipo de protección, las mujeres suelen terminar con
embarazos no deseados que generalmente terminan en abortos excesivamente
riesgosos, enfermedades de transmisión sexual, desórdenes alimenticios,
cansancio crónico, entre otras. Desde la dignidad humana, estas personas tienden
a sufrir traumas y humillaciones constantes, pérdida de identidad, problemas
con la autoestima, no dejando nada más que la ganancia de dinero.
También hay defensores de la
prostitución como un trabajo, los argumentos más comunes en su defensa son: que es
una actividad en la que se recibe un salario a cambio de un servicio de tipo
sexual, aduciendo que en especial, las mujeres adultas han recurrido a esta
actividad, movidas por problemas económicos o porque realmente no tienen ningún
oficio, habilidad o conocimiento que les permita ganar dinero, encontrando en
la prostitución un camino diligente para solucionar su dificultad financiera. Quienes
defienden la legalización de la prostitución argumentan que podría brindar
protección y derechos laborales a las trabajadoras sexuales, garantizando su
seguridad y acceso a servicios de salud. Sin embargo, la realidad en nuestro departamento
y en municipios como Tumaco, nos muestra que la legalización no es la solución,
ya que los grupos armados y las redes de trata seguirían explotando a las
mujeres, incluso con mayor impunidad. Siempre habrá personas que apoyen la
prostitución y argumenten, como siempre lo han hecho, que es el más antiguo de
los oficios, o que esto es cuestión de sexualidad y apetencias que, siendo
moralmente mal vistas, son normales; tantos razonamientos a favor como personas
buscando satisfacer sus deseos en un burdel en este momento.
Entonces, si todo lo ponemos en
una balanza, es más lo que pierde que lo que gana una persona involucrada en
este mundo. Incluso las mismas trabajadoras sexuales terminan admitiendo lo
asqueroso que es ejercer diariamente esta práctica para ganar dinero. En este
punto, me gustaría compartir apartes de la entrevista realizada a una
trabajadora sexual a quien llamaremos Beatriz Rodríguez en una nota radial de
la cadena Caracol:
—¿Qué le diría a los que aseguran que la prostitución es un trabajo que se elige voluntariamente y que debería regularse como un oficio más?
—No, no, no, no. Eso no es un trabajo, y hay que seguir diciéndolo y gritándolo. Hay que sacar de nuestro vocabulario y sobre todo de nuestras cabezas que la prostitución sea un trabajo. No, eso no es un trabajo, y no se puede regular. La prostitución es un delito contra la humanidad, contra las mujeres que la sufrimos.
—¿Qué le diría a los que aseguran que la prostitución es un trabajo que se elige voluntariamente y que debería regularse como un oficio más?
—No, no, no, no. Eso no es un trabajo, y hay que seguir diciéndolo y gritándolo. Hay que sacar de nuestro vocabulario y sobre todo de nuestras cabezas que la prostitución sea un trabajo. No, eso no es un trabajo, y no se puede regular. La prostitución es un delito contra la humanidad, contra las mujeres que la sufrimos.
Su testimonio claramente nos
habla acerca de su tragedia, aunque existan personas que lo hagan por gusto, sigue
siendo mayor la cantidad de personas que son forzadas a esta actividad sin
tener derecho a retirarse. Mientras exista la prostitución ningún niño, niña ni
adolescente estará exento de caer en esta red de gente enferma y organizaciones
peligrosas. Solo por mencionar lo asociada que está la prostitución con la
trata de blancas y la pornografía infantil.
Según la organización Colores de
Igualdad, en 2021 fueron asesinadas 31 migrantes venezolanas en prostitución en
los municipios de Tumaco, Cumbitara, Policarpa, Samaniego, Pasto e Ipiales. El
municipio de Nariño fue el que registró mayor número de casos: 22 asesinatos.
La mayoría de esos casos ocurrieron porque infringieron las leyes del grupo
armado o porque fueron utilizadas por otros grupos para infiltrarse en otros
municipios, según las mujeres entrevistadas.
Si se llegará a legalizar la
prostitución, las organizaciones que se lucran de esta actividad obligando a la
población más vulnerable, lo hará con más fuerza, generando más vejámenes contra
nuestras mujeres y niños, sin importar su nacionalidad. Entonces, incluso
sabiendo todo esto, vuelvo a preguntar ¿La prostitución debería ser considerado
como un trabajo? Por supuesto que no. Considerar la prostitución como un
trabajo implica ignorar las profundas raíces de desigualdad, violencia y abuso
que la sustentan. Legalizarla sería legitimar la explotación de las mujeres más
vulnerables, perpetuando un sistema injusto y deshumanizante.
Hola, me llamo Alejandra. Gracias por leerme. He escrito este artículo de opinión acerca de la prostitución. Si te ha gustado puedes compartirlo, dejar un comentario en el blog o seguirnos.
Su postura es clara y sin rodeos. Leer de la juventud este tipo de escritos devuelven la fe en la juventud que aveces que la vemos perdida en la tecnología y las nuevas costumbres. Felicitaciones jovencitas, sigan pensando y poniéndonos a pensar.
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