El callejón de los recuerdos.
En una ventana vieja, de marco blanco, se encuentra nuestro melancólico Erick, observando las nubes, acompañado de una leve brisa bañada en notas
musicales y aires de fiesta, propias del comienzo del concurso de bandas en el pueblo. Desde que
sus padres murieron no hace más que hundirse en sus pensamientos, todos llenos
de una vaga esperanza de que alguien le susurre al oído que sus padres aparecerán, en cualquier momento. Este sentimiento no hace más que aturdir a nuestro Erick,
mantenerlo ansioso, preso de una sensación extraña e irreal que como un
fantasma vaga por cada rincón de su cuerpo.
Diariamente, el pelirrojo se asoma por la ventana, esperando el regreso de sus padres. A veces la espera le resulta demasiado larga y dolorosa, a veces llora en el proceso, pero sigue allí, paciente, esperando un milagro, con el corazón magullado, con el alma impaciente. Una espera larga, infinita como la muerte.
Es viernes y esta noche no es diferente para Erick, no importa que el pueblo esté de fiesta, él se encuentra agotado, sin fuerzas para seguir con su duelo interminable, mirando hacia el callejón vacío, con su corazón latiendo de esperanza, a la espera de lo imposible. Sabe que sus vecinos hablan, rumoran que es un loco desocupado, que no hace nada por su vida más que observar el callejón oscuro como un desquiciado. No saben que el mundo se derrumba a su alrededor y que a estas alturas realmente no le importa lo que puedan decir de él.
Sigue esperando la llegada de sus padres, sintiendo como su corazón se desmorona día a día, observando con tristeza lo trozos que caen de él. Erick no es ya quien algún día fue, o pensó que era, perdió su infancia y adolescencia entera esperando, su alma se vació a chorros por los bordes de la ventana y está realmente cansado.
Cuando todo pasó era solo un niño, no alcanzaba a imaginar lo que significaba la muerte de sus padres, fue como si no hubiese sentido nada realmente, hasta que un día, mientras jugaba con algunos de sus compañeros pudo ver la realidad… fue el viejo callejón que le arrastraba, de manera mágica a su interior, conectándolo con su tragedia, haciéndole caer en cuenta que su vida era una completa desolación.
Desde que ese callejón apareció en su vida empezó a entender el misterio de la muerte, ya no era un niño, ahora era un jovencito que a la fuerza había entendido que las personas mueren y dejan en el mundo vacíos que carcomen el alma. Durante algún tiempo anidaron en él sentimientos de esperanza y esperó con paciencia su regreso, o una especie de acontecimiento mágico que lo cambiara todo, haciendo el peso de su existencia al fin soportable.
Ahora es sábado, se festeja la magia de las noches en el pueblo, nada es más importante que esta noche llena de fuego, luces, música y amistad; pero para Erick nada cambia. Hoy más que ninguna otra noche, Erick está cansado; cansado de las malditas esperanzas frustradas que se arremolinan en su cabeza, cansado de imaginar siluetas paternas que aparecen en el callejón. Hoy ya se dio por vencido, la idea de volver a verlos se ha perdido.
Recostado sobre el
marco de la ventana observa las luces cargadas de pólvora que iluminan la noche
fría de agosto, hasta que de la nada y como un mensajero de la muerte, mientras
la pirotecnia pregona al cielo que la vida es fugaz como las luces que ascienden resplandecientes para morir en una fuerte explosión, un estruendo diferente suena en el callejón, siente que algo quema su sien, como si uno de los proyectiles desplegadas por la pólvora hubiese tomado rumbo a su ventana, y un
fuerte piquete le sacude el cuerpo hasta dejarlo sin aliento, mientras un suave
chorro de sangre quema su rostro.
Tumbado en el suelo, ya sin fuerzas, ve en
la lejanía a sus padres, difuminados por un aura que oculta sus rostros.
Sabía que si alguna vez regresaban, sería en un momento así. La noche, fría y
estrellada, guarda su último aliento. Mientras la vida se celebraba fuera, él
se despide, encontrando consuelo en el pensamiento de que, finalmente, estará reunido con aquellos a quienes tanto anheló.
Nos encanta leer a esta escritora, mucho talento y dedicación a la hora de escribir, excelente relato y esperamos poder seguir leyendo aun más
ResponderEliminarFelicidades que bueno ver el talento y la expresión desde una interesante lectura. Su motivación para escribir ahora es mi motivación para leer.
ResponderEliminarFelicitaciones, un relato que atrapa fácilmente al lector y que mueve las fibras del sentimiento.
ResponderEliminarHermoso, me encantó sigue adelante con tus escritos llegarás muy lejos 🙏🏼🥰
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