El poder que me habita.

        

        Me siento en un abismo, pensando en por qué lo hice, tirada en el suelo de una habitación oscura húmeda y sucia, el rímel regado por mis ojos, mi cabello arrancado por el piso, mis ojos hinchados; sintiéndome tan miserable por existir, de que nadie se preocupe por mi salud, siendo una maldita bulímica a la que ya se le notan las costillas, su debilidad, sus ojeras por sus desvelos mirando tiktoks. Mi familia afuera de mi habitación grita y golpea la puerta para que les abra, tienen miedo que cometa una locura, una más, hasta han llamado al psiquiatra para internarme, porque si, para ellos estoy loca.

    Mi madre logra entrar a la habitación y en seguida está golpeándome, reprochando lo desgraciada que es su vida, culpándome por nacer, escupiéndome, diciendo que soy lo peor que le ha pasado, que le doy vergüenza, que olvide que ella es mi madre. Yo estoy en shock, no sé en qué momento o cómo llegue a estar en esta situación, de mis ojos solo salen lágrimas y lo único que puedo hacer es disculparme por existir; sabía que después de esto mi vida sería diferente, sabía que tenía que cambiar mi rumbo, mis pensamientos… todo. Mis hermanos, por otra parte, esperándome en la sala para reprocharme lo que aparentemente había creado. Laura, defendiéndome porque había vivido algo similar con mamá, o algo peor, no lo sé. Y que puedo decir de mis hermanos, los favoritos de mamá, a quienes nadie puede decirles algo, menos tocarlos, sacándome de casa y llamando a papá para que pase por mí. Mi mente se confunde con la situación, apenas logro escuchar un par de voces apoyándome, pero ¿por que escucho voces? Ni puta idea.

    Luego estoy en el consultorio de mi psicólogo, hablando del abandono y maltratos, contándole sobre las dichosas voces, de mi expectativa de la vida… la verdad, este señor cambió mi vida o tal vez, solo me animó a abrir los ojos, me ayudo a sanar, y resultó que esas voces era mi niña interior buscando ayuda y pues…, ¿Qué creen que hice después de esta especie de “revelación”?, si señores, me las di de salvadora, queriendo  ayudar a alguien más de quien terminé recibiendo desprecios, rechazos y maltratos.

    Y una luna llena, subiendo por las escaleras de mi casa me la encontré. Ella, mí brujete, no fue coincidencia ¿sabes?, siento que el universo la puso ahí para que siguiera mi camino y no desperdicie los mejores años de mi vida.  Nunca olvidaré esa noche de luna llena porque con ella sane mis traumas, hice mi primer ritual. No fue un amarre, ese es un ritual absurdo para gente sin amor propio, esto fue algo mágico, no sabría cómo explicarlo. 

    Ya 3 años han pasado, ahora conozco el poder que me habita, durante este tiempo he sanado y he logrado comprender que todos llevamos nuestra propia medicina, que nadie va a venir a salvarnos, que somos responsables de nuestro destino, nadie te lo debe, te lo debes tú mismo. ¡Cúrate con amor del más bonito! Recuerda que nadie se muere de amor, que nadie puede venir a jugar contigo. Esto lo digo a la persona que está entre ustedes, recuerden que conocerse es un privilegio, no eres una hormiga para recibir miserias, trabajen en ustedes mismos para que nadie pueda maltratarlos, nadie pueda usarlos. Mientras ustedes se amen lo demás no importa. Aaa,  y la etapa en donde le hacen una limpia a su amiga y esta les pasa sus malas energías no recomiendo saltársela; tomen esas experiencias como lecciones, aprendan de las cosas que les pasa, no repitan patrones y no vuelvan con el ex que las hace sufrir o sigue siendo infiel, valórense señores y señoras, que después de la tormenta viene esa parte en donde estás tomando café mientras tu amiga te tira las cartas del tarot.
Que le dirás a Dios cuando te pregunte: ¿Qué hiciste en mi mundo terrenal? no puedes responderle: ¡Oh fui infeliz toda mi vida!, deja de victimizarte.

        Hola, me llamo Sol. Gracias por leerme. He escrito este relato inspirada en el amor propio como fuente de crecimiento y transformación. Si te gustó mi relato puedes compartirlo, dejar un comentario en el blog o seguirnos.