La niña traviesa que me habita.
Las velas
se consumían de manera veloz, animadas por una corriente de aire constante que
entraba por la ventana, la situación no me sorprendía, yo no era una persona
de buena situación económica. Mis costillas estaban realmente tatuadas en mi
carne y los huesos sobresalían como las puntas de una sombrilla. Aun así,
estaba conforme con mi realidad.
A menudo me
gustaba escribir, lo hacía a la luz de la vela, mientras los fuertes vientos
entraban por la ventana rota de mi apartamento. Sentía que en cualquier momento
podría romperse en pedacitos, por completo. Debo decir que con frecuencia
escribía buenas obras, pero mi familia pensaba que solo era mierda. Aun así, ellos
jamás se atrevieron a tocar las hojas en las que escribía.
Lo que para
mí resulta realmente patético es recordar que solía sentarme por horas a
planear algún escrito sabiendo que, al menos en casa, a nadie gustaría. No lo se, sería talvez porque no entendían ninguno de ellos o más triste aún, porque mis relatos no tenían coherencia, ¿pero
como saberlo a esa edad?
Habría sido
interesante que alguna vez se tomaran el tiempo de ojear un poco el montón de
hojas que tenía en mi desordenado cuarto y comentar algo respecto de mis escritos... bueno, ya nada de eso importa.
Hoy en la
mañana tomé una ducha, es lo único que me separa de mis pensamientos
repetitivos. Podría dejar de comer por días, pero dejar de pagar por el agua caliente.... ¡jamás!
Esa es la única cosa buena en mi vida, llegar del trabajo y quedarme sentada en
el piso de la ducha por horas. Es como si mi cuerpo anhelara estar allí,
sumido y relajado luego de un día gris y común, cargado de obligaciones que probablemente no alcanzaré a cumplir. Debo aclarar que, aunque suene como alguien despreocupado soy una
persona bastante interesante, tengo derecho de creérmelo; leo, pienso, escribo,
me doy tiempo para analizar mis pensamientos, eso no es normal en este mundo
que actúa sin pensar y sin parar a pensar.
Aún me
gusta mucho escribir, aunque en mi oficina no lo noten o piensen tal vez, al
igual que en mi casa, que escribo basura. A veces siento que es como si
realmente la gente "odiara" lo que escribo, pero por alguna razón me gusta que lo
odien, me motiva a escribir más, desde pequeña la adversidad ha sido el piso
desde donde me impulso.
Pero últimamente
siento que mis obras no son lo mismo, hace falta esa inspiración que no debe faltar
en todo aspirante a escritor, ya no reflejo mi alma en esas hojas baratas, recicladas;
es como si mi vida hubiera dado un giro a otro lugar, a espacios que son
necesarios explorar más a fondo. Antes escribía por hobby pero últimamente lo estoy
sintiendo como una obligación y así las musas de la inspiración al parecer, no
aparecen.
Desde esta mañana una idea vaga pero indeleble ronda mi cabeza, ¿por qué si realmente a nadie le gusta lo que escribo, habría de preocuparme tanto? La respuesta aparece por momentos, como una niña traviesa que juega a esconderse: –te preocupas porque escribes para ti–.
Respiro un
momento y vuelvo a mi realidad, estoy en el trabajo, sentada frente a mi
ordenador, con esa calurosa ropa de oficina puesta, un rayo de luz entra por la
ventana y llega justo a mi escritorio, haciendo visible esas motas de polvo que
danzan casi imperceptibles en los días de sol, posándose justo sobre uno de mis
poemas favoritos de Pizarnik. Pensamientos frágiles y hermosos como mariposas amarillas rodean mi habitación y pasan frente a mí, mientras marco el número de un cliente más de la compañía.
–Escribes
para ti, por eso te preocupas –me dice nuevamente la niña traviesa que aún me
habita. Ella es mi paz.
Hola, me llamo Heidy. Gracias por leerme. Si te gustó mi relato puedes compartirlo, dejar un comentario en el blog o seguirnos.
Felicidades por escribir, pero no solo para ti, si no también para quienes seguimos de cerca su trabajo como relatores de paz. El escribir libera.
ResponderEliminarMuy bonito texto, pienso que tienes toda la razón con respecto a la ducha al momento de caer el agua sobre el cuerpo es como reiniciarse de nuevo .muchas gracias
ResponderEliminarEscribimos para nosotros y sin saberlo estamos ayudando a muchas almas que dedcubrimos a través de estos relatos, que no estamos solas en este mundo.
ResponderEliminarGracias por tu relato, será siempre de mis favoritos.