El último adiós
Al ver que tus ojos claros iban perdiendo su luz, quede paralizada. Poco a poco comencé a caminar en un túnel de
mil recuerdos, el que más me invadía era el de tu hermosa sonrisa, capaz de contagiar a todos los que estuviéramos a tu alrededor. Fue todo como
un pequeño tráiler, de a poco fui llenándome de sentimientos que nunca había experimentado,
una sensación que hasta el día de hoy no la he vuelto a sentir.
Un nudo en mi garganta causaba
que poco a poco se me fuera el aire. Los cables de mi entendimiento y mi
corazón hacían corto circuito. Sabía que al abrir esa puerta, mi bola de cristal se quebraría, la duda de no saber qué
iba a pasar contigo me aterraba más que imaginar mi propia muerte.
No podía aceptar que solo
estuvieras en mi vida dieciséis años. No podía imaginar, ni en la peor de mis
pesadillas, que tuviera que ver fallecer al amor hecho mujer que me vio crecer.
Resultaba doloroso para mí aceptar que hace un mes le hiciste el ultimo peinado
a mi cabellera negra, no podía aceptar ver tan débil a la mujer que me enseñó a forjar un
carácter fuerte, para hacerle frente a la vida. No podía aceptar el hecho de salir, cerrar
la puerta y nunca más volver a verte.
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